Algunos siglos antes de que la historia se dividiera en un
antes y un después de Cristo, había en Grecia un filósofo llamado Heráclito, a
él se le atribuye la frase “lo único constante es el cambio”.
Las palabras cambio, reestructuración, transformación y
otros sinónimos, en nuestro tiempo son asunto de todos los días, en estos
momentos incluso gigantes como Microsoft están inmersos en tales procesos.
Se puede debatir mucho sobre el cambio pero lo cierto es que
siempre va a generar cosas positivas y otras no tan positivas, siendo quizás la
más preocupante de ellas, el hecho de que el cambio se convierta en una especie
de toque de queda para el pensamiento, donde a todos se les dice no piensen
porque ya lo hicimos por ustedes, no piensen porque no tienen algo que aportar
a los “iluminados” que ya diseñaron el cambio que estamos aplicando.
Creo que todos habremos escuchado algo como: “en tiempo de
cambio al que levanta la mano se la cortan”; pues la verdad tal frase aunque
chistosa, no carece de verdad porque cuando se decretan cambios, a quien tenga
la osadía de pensar o simplemente señalar algo que se puede hacer mejor, se le atornilla
en la frente un rotulo que dicta “resistente al cambio”.
Hace unas semanas me encontré un video donde trata el tema
de resistencia al cambio desde una óptica muy diferente, una total ruptura del
paradigma, habla de que en realidad las personas tenemos buena disposición para
el cambio y que el problema normalmente va más allá que simple resistencia,
porque básicamente solo nos resistimos cuando tenemos una buena razón para
hacerlo, como por ejemplo no ver algo bueno en el cambio.
El video habla de que no debe ser cambiar solo por cambiar,
sino que se deben analizar los puntos positivos y negativos de cambiar y de no
hacerlo.
Para que un cambio sea exitoso todos debemos estar “casados”
con ello, así que dejo abierta la pregunta: ¿Por qué silenciarnos y obligarnos
a aceptar el cambio, si pueden convencernos y que seamos agentes de ese cambio?
Para ver el video haga clic aquí.
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